Es un tipo de cultivo extendido mundialmente, especialmente en Asia. Cuenta con una raíz muy ramificada y superficial, con hojas simples y lanceoladas que conforman un árbol caducifolio que puede alcanzar hasta los 6 metros de altura.
Es un cultivo frutal que se da en zonas templadas, poco resistente al frío, aunque puede sobrevivir temperaturas de hasta -20ºC.
Es adaptable a cualquier tipo de suelo, pero prefiere los suelos arenosos frescos, profundos y con un pH moderado. Hay que evitar los encharcamientos, pues es muy sensible a la asfixia radicular. También es muy sensible al contenido en caliza activa, el cual no debe ser superior al 2-3%, ya que puede producir clorosis férrica.